Las redes de apoyo en el contexto educativo escolar, familiar y
comunitario: debate imprescindible para las prácticas
educativas inclusivas
The support nets in the school, family and community
educational context: it debates indispensable for the inclusive
educational practices
PhD, Juana Bert Valdespino
1
jbertva@unae.edu.ec
Orcid: 0000-0001-8356-4853
MSc, Irina Naranjo Bert
2
inaranjobert@gmail.com
Orcid: 0000-0002-9990-7854
PhD, Alina Rodríguez Morales
3
alina.rodriguezm@ug.edu.ec
Orcid: 0000-0003-12009-8802
Recibido: 1/4/2020; Aceptado: 1/6/2020
RESUMEN
La formación del profesional de la educación, sobre todo la concerniente al campo de
actuación de la enseñanza básica elemental, tiene retos esenciales dentro de su
proceso de prácticas relativas a la inclusión. En este trabajo se aplicó una
metodología didáctica con principios de la teoría grupal de aprendizaje, implicando la
teoría psicológica que aporta conocimientos teóricos y metodológicos que rigen el
comportamiento de los grupos humanos y su influencia sobre el individuo. El análisis
lleva a las personas que por su vínculo directo representan un apoyo imprescindible
para los niños con los que el estudiante trabaja desde su práctica y de los que
necesita para incorporar modos de actuación loables en su formación.
Palabras clave: redes de apoyo, prácticas educativas inclusivas
1
Universidad de Nacional de Educación del Ecuador, Azogues, Ecuador.
2
Instituto Superior Tecnológico Sudamericano, Cuenca, Ecuador.
3
Universidad de Guayaquil, Guayas, Ecuador.
Revista científica Ciencia y Tecnología Vol 20 No 27 págs. 1-9
http://cienciaytecnologia.uteg.edu.ec
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Bert, Naranjo, Rodríguez. Las redes de apoyo en el contexto educativo
escolar, familiar y comunitario: debate imprescindible para las prácticas
educativas inclusivas.
ABSTRACT
The training of the education professional, especially that concerning the field of
action of elementary basic education, has essential challenges within its process of
practices related to inclusion. In this work, a didactic methodology was applied with
principles of group learning theory, involving psychological theory which provides
theoretical and methodological knowledge that governs the behavior of human
groups and their influence on the individual. The analysis leads to the people who,
due to their direct link, represent an essential support for the children with whom the
student works from their practice and from whom they need to incorporate laudable
modes of action in their training.
Keywords: support nets, inclusive educational practices
Introducción
Dentro de la enseñanza inclusiva el estudiante en formación tienen claridad que como
parte de las políticas se aboga por cinco condiciones en las que hay que enfatizar a
favor de estos estudiantes, ellas son: la cuestión de los derechos humanos; la
igualdad de oportunidades y la anti caridad; las barreras sociales que llevan a la
discriminación y la exclusión social; la consideración de estas personas como
ciudadanos invisibles (son olvidados e ignorados, lo que se les impide tener una parte
activa en la sociedad y la consideración de la discapacidad como parte de un grupo
diverso.
Existe consenso de varias fuentes tratadas, que se ha de centrar la atención en la
educación de estos niños como parte de la diversidad social, en la preparación de la
comunidad educativa mediante el trabajo colaborativo para ofrecer una verdadera
práctica inclusiva (Escudero, 2011), independientemente de las variabilidades del
desarrollo. Se trata de ponderar el cómo y el con qué vías y recursos pueden
insertarse a la sociedad, a partir de la preparación para la vida, no por tolerancia sino
por aceptación, porque en esencia todos somos diferentes.
En este sentido se reflexiona en ese conjunto de personas que por su cercanía deben
apoyar la inserción del niño y convertirse en la red social por la que las instituciones
abogan, pues son consideradas parte ineludible del proceso de enseñanza
aprendizaje, inserción y desarrollo de estos estudiantes.
Este trabajo aplicó una metodología didáctica con principios de la teoría grupal de
aprendizaje, implicando la teoría psicológica que aporta conocimientos teóricos y
metodológicos que rigen el comportamiento de los grupos humanos y su influencia
sobre el individuo.
Desarrollo
Las redes sociales de apoyo se refieren a un conjunto flexible de personas con las
que se mantiene un contacto frecuente y un vínculo social cercano. Estas personas
son emocionalmente significativas y son quienes pueden brindarnos su ayuda, tanto
de tipo material como emocional. Se basan en el trabajo colaborativo y pueden ser:
la familia, los amigos, personal del colegio, vecinos, compañeros de trabajo,
empleados de ciertas instituciones, y otras (Echeverría, 2016).
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Monarca y Sandoval (2012, p.79) fundamentan que la colaboración, como
característica esencial y necesaria de las prácticas sociales y educativas tiene un
carácter fundamentalmente analítico, con la intención de favorecer su comprensión
a partir del trabajo colaborativo de los profesores desde sus propias experiencias, las
de estudiantes, padres o madres, u otros profesionales. No es hasta finales del siglo
XIX y durante el siglo XX cuando irrumpe con fuerza el sujeto como actor clave de
los procesos sociales, a partir de entonces se ve que es necesario adaptar las
circunstancias para que todos puedan desarrollar plenamente sus vidas en un mundo
que es diverso.
Con el reconocimiento de la cultura de la diversidad, la UNESCO y los gobiernos de
una gran variedad de países promueven prácticas educativas inclusivas y los
docentes se encuentran en continua y permanente preparación para dar respuesta a
este gran desafío.
Los fundamentos del trabajo colaborativo se relacionan con los cambios que se han
producido y se producen a nivel social, las formas de vida, la tecnología, expresado
en gran parte en la denominada sociedad del conocimiento. Pérez Gómez (1998, p.
163) confirma que la cultura docente “en una delicada encrucijada, viviendo una
tensión inevitable y preocupante entre las exigencias de un contexto social móvil,
cambian-te, flexible e incierto, caracterizado por la complejidad tecnológica”.
Lo ético de toda práctica educativa, en tanto se vincula a un deber ser del sujeto y
de la sociedad, y en cuanto siempre tendrá consecuencias, más o menos importantes,
para el sujeto. En este sentido se dice que las prácticas educativas tienen un carácter
normativo, porque reflejan, expresan y se orientan, hacia unas determinadas formas
de entender al sujeto y a la sociedad. Por eso, impactan en la vida de los sujetos, de
la comunidad y de la sociedad en la que viven.
Se produce una transformación del individualismo al trabajo colegiado, predominaba
la institucionalización de la educación con la escuela y los sujetos vinculados a ella,
la experiencia mediante el trabajo colaborativo y las evidencias que ofrece para las
prácticas educativas inclusivas, que pasan de modelos homogenizados caracterizados
por el trabajo individual a entornos y contextos heterogéneos donde todos aprenden
diferente porque todos somos diferentes.
También, se analiza la desconexión existente entre las instancias de toma de
decisiones sobre las intenciones educativas, el diseño del currículum, y las instancias
donde este debe ser desarrollado. Desde el punto de partida, de los espacios que
toman decisiones, muchas veces la educación es concebida como algo ajeno a los
profesores, no se considera su participación y colaboración como profesionales en los
proyectos y el currículo.
Desde las culturas colaborativas la escuela se considera una realidad construida y en
construcción por complejos procesos democráticos, donde se piensa de manera
colectiva; se comparte y debate en torno a los fracasos, dificultades e incertidumbres
de forma abierta, con el fin de obtener ayuda, apoyo, consejo, y poder, así, mejorar
y/o cambiar. Se fomentan, los puntos de vista alternativos; existen tiempos y
espacios contemplados para el diálogo y la toma de decisiones de manera
compartida.
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Bert, Naranjo, Rodríguez. Las redes de apoyo en el contexto educativo
escolar, familiar y comunitario: debate imprescindible para las prácticas
educativas inclusivas.
En estas escuelas se reconoce la voz, las intenciones, creencias y pensamientos del
profesor, y demás miembros de la comunidad educativa. Se respeta su autonomía y
profesionalidad. Se crean ambientes de trabajo satisfactorio y productivo, se
promueve la colegialidad y el apoyo para el desarrollo profesional y aprenden y
mejoran de forma conjunta.
Diversas investigaciones han demostrado la importancia de las redes sociales, las
que están mediadas por la colaboración del otro en la vida diaria: situaciones de
crisis, que precisan el apoyo proporcionado al encontrar soluciones, abrir nuevas
posibilidades y disminuir la vulnerabilidad del individuo ante problemas físicos y
emocionales. Por todo esto vale mucho la pena conocer quiénes forman parte de
nuestras redes principales; así resulta más sencillo acudir a la persona indicada en el
momento en que suceda alguna situación que pueda rebasar tu capacidad para
afrontarla aisladamente.
Por ejemplo: en el contexto escolar, se emplean en las clases para colaborar con los
amigos y al mismo tiempo realizar actividades que vayan de la mano con un estilo
de vida saludable. Este hecho es coherente con los aportes de L.S. Vigotsky y sus
seguidores (1995), cuando se aborda la importancia que tiene la creación de
situaciones sociales del desarrollo a partir de un proceso de mediación social con los
“otros”. Se construye el aprendizaje mediante la colaboración con los otros con una
participación colectiva basada en las vivencias y que tiene un condicionamiento
histórico cultural.
Otro ejemplo, en el ámbito del deporte y la promoción de salud, referido a cómo
pueden ejercitarse en variadas actividades y horarios según su interés grupos
representativos de personas, vivir la experiencia del trabajo en equipo y ponerte la
camiseta de la Ibero, esta es tu mejor opción.
Son muchos los ejemplos que pueden ilustrarse como en la promoción cultural:
actividades extracurriculares que promueven la generación de conocimiento y el
desarrollo de las capacidades artísticas de la comunidad universitaria en su dimensión
ético-estética, como elemento imprescindible de la formación integral: Artes
Escénicas, Artes Visuales, Música y Literatura.
En la coordinación de organizaciones estudiantiles pueden conocer todas las
actividades que sus compañeros estudiantes llevan a cabo en relación con su
compromiso y varias causas humanitarias. Participar hasta donde las actividades
escolares permiten, como: preocupación por los animales de la calle, por construir
casas para la gente que ha perdido la suya, la lucha contra la delincuencia y la
protección de los niños.
La participación como voluntarios universitarios en comunidades indígenas, en las
actividades sobre medio ambiente, en la formación de promotores ambientales,
agua, reciclaje, migración, refugiados, derechos humanos, género y feminismo,
violencia contra la mujer, participación política y ciudadanía, acceso a la justicia,
diálogo con representantes de las comunidades rurales, interculturalidad, pueblos
indígenas y más opciones que coordinan los diferentes programas de incidencia.
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Un ejemplo más reciente lo constituye la labor de los voluntarios europeos para
combatir el coronavirus en la distribución de alimentos y cuidado a los enfermos,
independientemente de las restricciones por el contagio de la virosis respiratoria que
surgió en China (diciembre de 2019) y se ha expandido por todo el mundo.
Las redes sociales y de apoyo se basan en el trabajo colaborativo y grupal, por las
ventajas que proporciona para la solución de diversidad de situaciones educativas en
diferentes contextos, que se fundamenta en un trabajo común, de ayuda y
cooperación, basado en la solidaridad humana.
En el referido sitio consultado, se plantea que el trabajo colaborativo es aquel en el
cual un grupo de personas intervienen aportando sus ideas y conocimientos con el
objetivo de lograr una meta común. Se diferencia, sin embargo, del trabajo en equipo
en que lo que se persigue en el trabajo colaborativo es la producción de
conocimientos, y no tanto la optimización de resultados.
Estas ideas pueden ser discutidas porque el trabajo en equipo no solo es colaborativo
por el apoyo del otro, sino que se construye el conocimiento con la participación de
todos, con la inteligencia colectiva, todos pueden aprender desde una visión
democrática y de respeto al otro. Sus dinámicas de trabajo, además, se diferencian
fundamentalmente en que en el trabajo colaborativo figuras como la del líder o
coordinador surgen espontáneamente, y no están rígidamente definidas. En este
sentido, es una forma de trabajo más flexible que permite lograr resultados diferentes
(no necesariamente mejores) que el trabajo en equipo.
Son ideas muy polémicas porque los fundamentos del trabajo en grupo han sido
profundamente estudiados y de ninguna manera son rígidos, en tanto se negocia en
la comunicación para que el grupo se sienta cómodo en la búsqueda de un propósito
determinado. Por tanto, estas ideas son muy polémicas y no se comparten.
Ojalvo (2002), citando varios autores, señala que desde finales del siglo pasado la
Didáctica viene insistiendo en la “enseñanza por equipos”, el “plan de los grupos de
estudio”, “el trabajo en colaboración”, la “comunidad de vida”, las “comunidades
escolares”, la “enseñanza en grupos”, el “trabajo por grupos”, y otros métodos que
apelan al aprendizaje colectivo con fines de educación social.
Estos autores precisan que el trabajo en grupo se inserta en las formas didácticas de
estudio cooperativo que toman en cuenta la autoactividad y la formación de los
sentimientos sociales, reuniendo a los alumnos en grupos reducidos para realizar las
tareas asignadas por el profesor. De esta forma el énfasis está dirigido al rendimiento
escolar, a la aplicación al estudio, a la autoactividad, a los hábitos de trabajo y
cooperación.
El grupo es considerado como un lugar y medio de aprendizaje escolar, pero no se
enfoca al grupo en sí como totalidad con un sentido propio. En la década del 30 el
estudio del grupo como objeto de la Psicología Social y en especial la dinámica de
grupo, entendida como cuerpo de conocimientos teóricos que permiten esclarecer los
fenómenos grupales, adquiere un desarrollo crucial. Sin embargo, no es hasta inicios
de la década del 50 que los educadores vuelven a encauzar sus esfuerzos en esta
dirección; estancamiento que estuvo determinado entre otros factores por:
La tendencia de la práctica educativa a exaltar al individuo y los métodos de
enseñanza individualizada.
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Bert, Naranjo, Rodríguez. Las redes de apoyo en el contexto educativo
escolar, familiar y comunitario: debate imprescindible para las prácticas
educativas inclusivas.
La gran importancia otorgada por los educadores al uso de las técnicas de grupo,
concediendo escasa atención a los principios subyacentes.
La falta de exposición precisa de los conocimientos psicológicos más destacados
sobre los grupos y de cómo pueden relacionarse con la metodología real de la clase.
Se precisa la elaboración de una metodología didáctica inspirada en los principios de
la teoría de grupo y que se encuentra en la actualidad en activa elaboración y
aplicación. A su vez, al aplicar una metodología grupal de aprendizaje, les resulta
común la comprensión de la “clase” como grupo, y precisamente la teoría psicológica
aporta conocimientos teóricos y metodológicos que rigen el comportamiento de los
grupos humanos y su influencia sobre el individuo.
Desde la Psicología Social, el propio concepto de sociedad tiene un nivel de
generalidad tal que nos obliga a precisar su alcance, y, sobre todo, la forma en que
se presenta a los ojos del psicólogo.
Se definen como ámbitos principales de construcción y expresión de la subjetividad:
el familiar, el grupal, el comunitario, el institucional y el social y como niveles
psicológicos en que se conceptúa y visualiza la subjetividad en atención a principios
teóricos y metodológicos enfocados a las particularidades genéricas de cada nivel: el
personal, el interpersonal, el grupal y el masivo. Un alto valor en el orden
metodológico tiene diferenciar, en el orden operativo, la relación diagnóstico-
intervención.
La sociedad y el individuo son inseparables porque, en primer lugar, la inserción en
la sociedad exige que el individuo posea una identidad que le permita entrar en
determinadas relaciones sociales y una capacidad para abarcar estas relaciones y sus
posibilidades. En segundo lugar, porque las condiciones de la sociedad penetran
hasta el propio centro de la individualidad construyendo una subjetividad atravesada
permanentemente por una pertenencia social particular.
Estos sistemas valorativos se concretizan en cada uno de los niveles de inserción del
hombre en la sociedad, a saber: interpersonal, grupal, institucional y comunitario los
que resultan ser, por lo tanto, niveles "productores" de subjetividad. El grupo
entendido como un lugar de mediación y a la vez, como un privilegiado espacio de
construcción y desarrollo de la subjetividad.
La fuerza y potencialidad del individuo, el grupo y la sociedad será aprehendida en
su real dimensión si entendemos que constituyen tres polos de una relación dialéctica
que les permite un permanente intercambio en y a través del cual se actualizarán las
relaciones de influencia e interinfluencia que potencian.
La concepción de los apoyos se basa en diferentes perspectivas sobre la respuesta a
las necesidades educativas de los alumnos según la propuesta de Ainscow (1995) y
(Echeita y Simón, 2007). Desde la perspectiva individual o esencialista y la contextual
o educativa. La primera, requiere ayuda especial, los apoyos se organizan para los
alumnos que son considerados “especiales”. El resto del alumnado permanece en los
centros ordinarios, a los que no se presta ninguna ayuda extra al profesorado porque
trabajan con alumnos “normales”. La educación de este alumnado debe ser
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responsabilidad de un profesorado también “especial”, en términos de conocimientos,
destrezas y habilidades propias para trabajar con el mismo.
En la perspectiva contextual o educativa, cualquier alumno puede experimentar
dificultades para aprender en un momento u otro de su escolarización. Los sistemas
de ayuda y apoyo deben estar disponibles para todos los alumnos que lo precisen y
se organizan a lo largo de su escolarización. Los profesores asumen la
responsabilidad del progreso de todos los alumnos, con el compromiso de avanzar
hacia una educación más inclusiva.
En esta red tienen que estar los alumnos y sus familias, los propios compañeros y la
comunidad con todos los servicios relacionados con la atención a la infancia y la
adolescencia, pero también con los recursos comunitarios que todas ellas, en mayor
o menor grado, tienen (medios de transporte, empresas, comercios, museos,
servicios públicos), se refuerzan los vínculos entre comunidad social, política y
educativa (Parrilla, 2006).
Los distintos tipos de apoyos que pueden prestarse tienen una finalidad didáctica. Se
mejora la participación, al sentido de comunidad y al fortalecimiento ético como parte
del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Se trata de percibir la escuela-red y los proyectos educativos, circunstancia en la que
el centro de enseñanza como tal pasaría a ser nada más y nada menos que eso, el
centro, el nodo central, movilizador, en vez del recinto exclusivo, de proyectos más
ambiciosas articulados en redes más o menos amplias.
Echeita y Simón (2012) aluden a un marco de referencia para una visión ampliada
del apoyo escolar, donde se relacionan los agentes con los ámbitos de actuación:
mejorar la participación del sentido de la comunidad y del proceso de enseñanza-
aprendizaje. Se refuerza el sentido de equipo, con apoyo moral y seguridad, que
ejerce una influencia positiva. Permite una observación mutua, se crean espacios de
docencia compartida, con apoyo directo y específico a los alumnos, se difunden
experiencias y se facilita la gestión del aula.
En el alumnado se realiza la participación con la acogida de nuevos compañeros, se
refuerzan las relaciones sociales: “círculo de amigos”, los procesos de consulta, que
mejoran el aprendizaje cooperativo, participan en las juntas de evaluación y
aplicación de TIC.
En las familias; facilitan el sentido de comunidad, dan apoyo moral, confianza, estima
y consideración, contribuyendo a la creación de redes de familias, participan en
estructuras formales (consejo escolar), comisiones, aula, otras. Todo este proceso
permite apoyar las actividades en los diferentes ámbitos de la vida de la escuela (aula
y centro en general). La participación como voluntarios en “grupos interactivos”,
tanto desde aspectos prácticos a emocionales.
La participación de los servicios de la comunidad y los mediadores sociales, las
asociaciones, las ONG, los grupos religiosos, la universidad y otros centros escolares.
Se trata de una amplia red de participación para lograr prácticas educativas
inclusivas.
Resulta interesante comentar la reflexión de los autores respecto a la tradición
educativa poco o nada proclive a reconocer y respetar, en un marco inclusivo, la
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Bert, Naranjo, Rodríguez. Las redes de apoyo en el contexto educativo
escolar, familiar y comunitario: debate imprescindible para las prácticas
educativas inclusivas.
diversidad del alumnado. De ahí que sea estratégico capacitarse para implementar
de forma continua y sostenida tales procesos de mejora e innovación, a partir de los
apoyos existentes para aumentar y fortalecer la red que se necesita.
Es necesario asumir que el cambio institucional debe insertarse como un sistema
integrado donde cultura escolar, política de centro y prácticas de aula se apoyan en
mayor o menor medida. Desde una reflexión colectiva sobre aspectos o contenidos
que condicionan el desarrollo y consolidación de la red de apoyo que se pretende.
Se ha de organizar y dinamizar adecuadamente estos procesos grupales para las
sesiones de reflexión conjunta. El apoyo de asesores externos a modo de amigos
críticos puede ser, en este punto, crucial. Los profesionales de la orientación
educativa están en una posición envidiable para asumir este papel que,
particularmente, es más positivo que otros que se realizan (Echeita y Simón, 2011).
Se ha de considerar las opiniones del alumnado y de las familias, a partir de cuidar
las condiciones (momento, tiempo y lugar), con la voluntad de avanzar, buscar
consenso de las prioridades con una perspectiva amplia sobre los apoyos. Debe
tomarse como normal, en un proceso de cambio, la existencia de conflictos y
discrepancias en el proceso de debate. La idea es mantener la dinámica de trabajo
conjunto.
Para la implementación de esta concepción, el estudio retoma algunas publicaciones
como el Índice para la inclusión (Booth y Ainscow, 2006), quienes utilizan
instrumentos de gran valor y utilidad para guiar esta reflexión individual y colectiva,
sobre las múltiples dimensiones y cuestiones que están sistémicamente relacionados
con una red de apoyos que son útiles para esta finalidad.
El trabajo colaborativo en el contexto escolar se basa en el diálogo, la comunicación,
la negociación y la explicación para estimular el aprendizaje, la interacción y
cooperación social resulta más estimulante para el desarrollo del pensamiento. Está
demostrado que la comunicación es la base de la educación (González, 1993). El
diálogo permite contrastar puntos de vista y opiniones, la reflexión y el pensamiento
crítico; el resultado de esa interacción es la adquisición de nuevos conocimientos.
Se reconoce que el trabajo colaborativo en el aula fomenta el sentimiento de
solidaridad y respeto mutuo entre los alumnos. De ahí que el rol del docente es
esencial, pues es quien debe implementar, coordinar y orientar el trabajo
colaborativo en el salón de clases.
Existe una polémica con respecto al trabajo en grupo y el trabajo colaborativo y
cooperativo. Por su parte, se aclara que el trabajo colaborativo es un trabajo en
grupo; sin embargo, se cuestiona que este trabajo no es colaborativo. Se plantean
enfoques diferentes: trabajo colaborativo y cooperativo. El proceso de enseñanza
aprendizaje se estructura mediante el trabajo colaborativo, la ayuda mutua, la
cooperación y la solidaridad humana.
Se discute que el trabajo colaborativo es trabajo en grupo, pero el trabajo en grupo,
no es trabajo colaborativo. Los enfoques de trabajo colaborativo y cooperativo,
tienen algunas características que los diferencian notoriamente. Cada paradigma
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representa un extremo del proceso de enseñanzaaprendizaje que va de ser
altamente estructurado por el profesor (cooperativo) hasta dejar la responsabilidad
del aprendizaje principalmente en el estudiante (colaborativo). El enfoque
colaborativo es el que requiere de una preparación más avanzada para trabajar con
grupos de estudiantes (Monarca y Sandoval, 2012).
Desde los sustentos anteriores hay que reconocer que el trabajo en grupo requiere
de un trabajo colaborativo y se basa en la cooperación del otro, tanto del profesor
que guía, el alumno, los voluntarios o personal de apoyo, la familia, la comunidad,
las organizaciones, en general la comunidad educativa que se involucra en el proceso
de educación inclusiva.
Conclusiones
La educación en la actualidad requiere del trabajo en grupo. En las actividades de
enseñanza-aprendizaje, el trabajo colaborativo o cooperativo (términos utilizados
indistintamente) conforma uno de los principales elementos a tomar en cuenta.
Los proyectos innovadores que usan técnicas de enseñanza aprendizaje involucran
esta modalidad de trabajo en la que el ser que aprende se forma como persona, pero
en el que todos los actores participan desde sus diferentes competencias para el éxito
de la educación inclusiva.
Referencias bibliográficas
Ainscow, M. (1995). Necesidades educativas especiales en el aula. Guía para la
formación del profesorado. Madrid: Mad. S.L.
Booth, T. y Ainscow, M. (2002). Índice para la inclusión (folleto). Madrid: centro de
Estudios para la Educación Inclusiva.
Echeita, G. y Simón, C. (2012). Cómo fomentar las redes naturales de apoyo en el
marco de una escuela inclusiva. Madrid: Mad. S.L.
Echeverría, L. (2016). Redes de apoyo. Universidad Iberoamericana, México.
http://estarbien.ibero.mx/mis-relaciones/amigos/redes-de-apoyo/, consultado
el 15 de marzo de 2020.
Escudero, J. (2011). Educación inclusiva y cambio escolar. Revista Iberoamericana
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González Morales, L. (1993). Un Modelo de Comunicación Educativa en el aula a Nivel
Superior. UNAM-ENEP Acatlán, Tesis de Licenciatura. México.
Monarca, H. y Sandoval, M. (2012). Profesores que se apoyan frente a la complejidad
de la inclusión educativa. En cómo fomentar las redes naturales de apoyo en el
marco de una escuela inclusiva. Madrid: Mad. S.L.
Parrilla, A. (2006). Grupos de apoyo entre docentes. Cuadernos de Pedagogía.
Málaga: Aljibe.
Pérez Gómez, A.I. (1998). La cultura escolar en la sociedad neoliberal. Madrid:
Morata.
Vigotsky, L. (1995). Fundamentos de Defectología. Obras completas, tomo V. La
Habana: Pueblo y Educación.
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