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Revista Científica Ciencia y Tecnología Vol 20 No 27 /págs. 26-32
1. Capacidad de conocimiento y adaptación a los estudiantes, tanto individual
como colectivamente, para lo que es necesario contar con una personalidad
madura y equilibrada.
2. Conocimientos didácticos y pedagógicos necesarios para adaptar los
contenidos a las necesidades y características de los estudiantes.
Sin lugar a dudas el rol del docente debe configurar al profesor como el profesional
de la enseñanza que demuestra poseer flexibilidad, adaptación, sensibilidad, con
capacidad para dar respuestas a los problemas que se encuentra en el aula
(profesionales y emocionales), empático, objetivo, capaz de observar lo que está
ocurriendo en el contexto instruccional, auténtico y sincero, no dominante, ni
directivo, ni autoritario, capaz de no intervenir cuando no sea necesario ni se lo pidan,
que intervenga para que el estudiante participe y aprenda, con una actitud positiva,
abierto al cambio y a la innovación, capaz de comunicarse y transmitir de forma
eficaz y positiva, y por supuesto, tan implicado en su trabajo que posea una fuerte y
profunda motivación intrínseca.
Que transmita, en definitiva, la alegría por aprender, y que sea capaz de conseguir
en sus estudiantes una motivación de aprendizaje, de modo que ellos mismos se
sientan seguros y cómodos en sus clases (Castellanos, 2006; Del Pino, 2008).
Ello requiere trabajar en función de que los estudiantes desarrollen competencias
para elegir, tomar decisiones, elaborar planes y proyectos de vida, para que dominen
los instrumentos que les permitan autorregularse en los diferentes ámbitos de su
vida. Es necesario para favorecer el cambio en virtud de la calidad de la educación
que el profesor eleve su cultura profesional y, además:
Cree una atmósfera de confianza, seguridad y empatía en el aula, para que su
trabajo repercuta en todas las esferas de la personalidad de los estudiantes:
intelectual, emocional, motivacional, volitiva, que regulen favorablemente su
desempeño.
Organice situaciones de aprendizaje basadas en problemas reales, significativos,
que favorezcan el desarrollo de motivaciones intrínsecas, con niveles de desafío
adecuados, acordes a la zona de desarrollo potencial de sus estudiantes.
Apoye a los estudiantes para que acepten los retos del aprendizaje y aprendan a
identificar y resolver problemas, favoreciendo que estos seleccionen e
implementen sus propios caminos de solución y brindando las ayudas oportunas
y necesarias, individualizadas a la situación de cada sujeto. En ese sentido es
importante que el profesor sirva de modelo en la búsqueda y aplicación de
estrategias efectivas para la resolución de problemas.
Propicie la participación de todos los miembros del grupo según sus
potencialidades, animando a los más pasivos y cuidando que ninguno monopolice
la atención; creando una estructura cooperativa de trabajo en el aula en la cual
se logren compromisos individuales y grupales en función del logro de metas
comunes; facilitando la comunicación de ideas mediante la resolución de
problemas en grupo; actuando como moderador y facilitador, pero también como
tutor, experto y supervisor.
Emplee el error con fines educativos y estimule la atribución consciente de los
éxitos y fracasos escolares a causas controlables, modificables; creando espacios
de autoconocimiento, donde los estudiantes se entrenen en la autorreflexión y
aprendan a observarse, interrogarse, analizar alternativas y consecuencias, tomar
decisiones, plantearse objetivos, aspiraciones, y analizar sus posibilidades reales
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Revista Ciencia & Tecnología
No. 27, 31 de julio de 2020
ISSN impreso: 1390 - 6321
ISSN online: 2661 - 6734