La educación universitaria se apoya inevitablemente en la formación del concepto,
hecho que se ha convertido desde siempre en objeto de estudio de múltiples
investigaciones, dentro de las cuales descuella la experiencia científica de los
investigadores rusos Vigotsky-Sajarov, en las ciencias psicológicas. No menos
importante, en este mismo sentido, se halla la archiconocida teoría de la formación
planificada y por etapas de las acciones mentales y los conceptos del también
investigador ruso Galperin (1979) y la teoría de la formación de las
generalizaciones empíricas y teóricas de su coterráneo Davídov (1974, 1986), en
lo que a relación enseñanza y desarrollo psíquico se refiere. Y no se hace para
nada ocioso citar al investigador ginebrino Piaget (1968), quien, al periodizar el
desarrollo intelectual del niño, fijó como una de sus etapas el estadio lógico-
formal, luego de los 12-15 años de edad aproximadamente. ¿Qué aborda la
epistemología genética de este hombre de ciencias, sino la posibilidad de la
formación del concepto científico ya desde la adolescencia?
Mucho camino metodológico-investigativo se ha recorrido, serio, estricto, riguroso,
en lo que a control de variables concierne, en lo que a formación del concepto
respecta, sin contar con las investigaciones primeras realizadas en el contexto de
la lógica, cuyas leyes fueron formuladas por el pensador griego Aristóteles, leyes
sustraídas de la dinámica de expresión del pensamiento correcto. ¿Cómo podría el
pensamiento científico arreglárselas sin la ley de la identidad, la ley de la no
contradicción, la ley del tercero excluido y la ley de la razón suficiente, esta última
formulada por el metodólogo francés Renato Descartes y el alemán Gottfried
Wilhelm von Leibniz, filósofo y matemático alemán del siglo XVII, en la resolución
de los problemas que a la humanidad aquejan? Sin embargo, ¿por qué se da la
espalda a los resultados de dichas investigaciones, olvidando la historia y la lógica
de la ciencia, que no es otra cosa que la historia y la lógica de los conceptos?
De estar convencidos que las leyes del pensar correcto "...no pueden ser
derogadas, ni sustituidas por otras [y] tienen carácter humano universal: son unas
mismas para los individuos de todas las razas, naciones, clases y profesiones [la
cursiva es añadida]" (Guétmanova, 1989, p.114), entonces, ¿cómo es posible que
el pensamiento contemporáneo, específicamente de las ciencias sociales, se haya
tornado arriesgadamente inicuo e ignominioso en relación con la rigurosidad que
debe prevalecer en aquel? ¿Estará esa conclusión, quizás atrevida, respondiendo
a la falta de severidad irrestricta que debe preponderar la generalización teórica y
el método con la que se obtiene?
La generalización teórica y el concepto científico son una y la misma cosa
La generalización teórica es uno de los problemas de mayor trascendencia para
los procesos de enseñanza y de aprendizaje, pues de ello depende, no sólo las
formulaciones de las concepciones teóricas que subyacen al proceso en sí mismo,
sino la propia actividad metodológica de la persona que enseña o aprende.
La generalización es conditio sine qua non de la orientación de la persona en su
contexto de actuación individual. Cada instante de la vida en vigilia, está sostenida
por el ejercicio de la generalización, instrumentación psíquica que, tras el análisis
de la multiplicidad y diversidad de los estímulos que actúan, permite desentrañar
la madeja del carácter vital o secundario de aquellos, con la subsiguiente
orientación como base de las acciones. No es ocioso traer a colación las
archiconocidas bases de orientación de la acción –BOA--, concepto con el cual los
investigadores en materia de psicología y pedagogía concibieron esa parte de la
realidad psíquica que haría denotar la planificación, la dirección, los objetivos o
31 de enero de 2023