
Revista Ciencia & Tecnología
No. 46, 30 de abril de 2025
ISSN: 1390 - 6321
El lenguaje afectivo en la inteligencia emocional de los niños
Torres, Montero, Álvarez
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over, there is no standardized aective language for teachers in early, middle, and higher education. The study suggests greater training
in the use of aective language for teachers, parents, and coaches; in fact, aective language should be implemented as a public policy
measure to promote harmonious learning environments and reduce bullying in schools.
Keywords: Self-esteem, emotional self-regulation, interpersonal relationships
Introducción
La palabra es más fuerte que una piedra porque traspasa el alma y deja huellas muchas veces imborrables en el inconsciente, hay
palabras alegres y tristes que hacen que los niños puedan sentirse importantes o insignicantes. Desde esta perspectiva se analiza los
fundamentos teóricos sobre cómo el lenguaje afectivo impacta en la inteligencia emocional de los niños. Este es un enfoque práctico
adaptable a contextos multiculturales, permitiendo a padres de familia, profesores, coachs y responsables de políticas educativas imple-
mentar una solución para disminuir la violencia verbal, el acoso escolar, la exclusión social y la deserción educativa, mediante el uso del
lenguaje afectivo. De este modo, es una contribución relevante y útil para la educación en diversos escenarios internacionales.
Para Angelis & Zordan (2009) el ser humano es un ser biológico, psíquico y espiritual. Tiene un cerebro donde se encuentra la mani-
festación de toda actividad consciente (sensaciones, emociones, acciones) que corresponde a la actividad neuronal, es decir, es la sede
del alma donde coordina las diferentes manifestaciones de la conciencia psicosomatizada. Por tanto, el alma es la sede de los sentimien-
tos, las emociones, la racionalidad y está ligada a la dimensión espiritual del ser humano. Los griegos los llamaron psychë, del cual se deri-
va el término psicología; mientras que el cuerpo es el soporte físico del el cerebro que coordina las funciones vitales. El espíritu, conocido
en términos losócos como “nous” o “pneuma” trasciende lo corporal y lo temporal, funcionando como una potencia de unión entre las
diferentes facetas del ser humano, puede vincular y armonizar las dimensiones físicas y psíquicas. En este escenario las palabras llegan
al alma de los niños y dependen de su signicado y la forma como se dice que puede afectar a sus emociones.
Bowdoin, R., & Torre, J. C. P. (1992) arma que el lenguaje afectivo es una herramienta poderosa que pueden usar los padres, profesores
para el desarrollo integral del niño, pues las palabras refuerzan la carga de afectividad. Para Goleman, (1995) las palabras que provocan
emociones positivas contribuyen a que los niños aprendan a manejar sus sentimientos de manera asertiva, generando entornos que
promueven el crecimiento emocional y social.
En esta línea Gottman (1997) armó que el lenguaje afectivo tiene un doble rol: ayuda a los niños a procesar sus emociones y genera
conexiones emocionales entre ellos y las personas que los rodean. Aconseja a los padres, fortalecer el vínculo emocional con los hijos,
mediante el emotion coaching. Por ejemplo, cuando un niño está molesto porque su juguete favorito se rompió. En lugar de minimizar su
emoción, el padre reconoce su frustración, diciendo: “Veo que estás triste y enojado porque tu juguete se rompió. Es frustrante, ¿verdad?
Si el niño comienza a lanzar objetos en su enojo, el padre establece un límite: “Es normal sentir enojo, pero no está bien lanzar cosas.
Hablemos de cómo podemos calmarte.”. Esta técnica se enfoca en utilizar las palabras adecuadas en el momento y lugar adecuado.
Desde la perspectiva de la Programación Neurolingüística (PNL), Dilts (2003) y Mahony (2007) sostienen que se puede modicar las con-
ductas, creencias y su percepción de sí mismos, mediante la reprogramación de la mente de los niños, utilizando palabras afectivas para
que enfrenten las dicultades emocionales con una perspectiva más positiva, seguridad en sí mismo, empatía y permitiéndoles actuar
con asertividad. Daugherty (2007) enfatiza que las palabras que una persona elige pronunciar tiene un impacto directo en su vida diaria y
también moldea su destino emocional y espiritual. Insta a ser conscientes del impacto de cada palabra, porque su pronunciación repetida-
mente forma la percepción de la vida y las relaciones de una persona. En este sentido las palabras positivas atraen sanación, prosperidad
y éxito; mientras que las palabras negativas llevan a situaciones de caos o conicto.