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Revista Ciencia & Tecnología
No. 46, 30 de abril de 2025
ISSN: 1390 - 6321
La organización comunal y el reconocimiento del agua potable como derecho fundamental en Colombia
Carlos Mauricio Rojas
Sin embargo, la violencia política que azotó a la Colombia entre 1946 y 195720 por su duración y por lo profundo de sus huellas, se convirtió
en el más grave y doloroso referente de la violencia partidista en la historia colombiana.
Este último rango temporal mencionado, no puede ser tomado como referente del inicio, ni del nal de las violencias partidistas en Colom-
bia, pero son referencia para aproximarse a reconocer las causas, efectos, su desenvolvimiento en el territorio, y la terrible cuanticación
de las víctimas de este periodo21, que aun hoy tiene profundas repercusiones.
Frente a este último aspecto, por ejemplo, es complejo determinar con precisión el número de víctimas que dejó ese periodo, lo cual
se debe en gran medida a la limitación técnica o provocada de la capacidad institucional de la época para hacer un seguimiento a las
muertes producto de conictos partidistas, a las dicultades de la época para el acceso a la información que permita con certeza dis-
tinguir entre el rango de muertes violentas cuales se debieron a motivaciones políticas. No obstante, y aún sin existir el acuerdo pleno
sobre el número de víctimas que dejó este periodo de la historia colombiana, las cifras son terribles aún en los registros más benévolos22.
Las consecuencias que el periodo de la violencia implicó y que fueron la semilla de muchos procesos de violencia que sufriría Colombia
en las décadas posteriores fue amplio y muy diverso, entre ellas: uno de los fenómenos de desplazamiento, por razones de violencia más
altos en el historia colombiana, teniendo que los desplazados en ese periodo se han calculado en 2.003.600 personas (Oquist;1978 citado
por Giraldo, J; 2020), es decir el 17.35% del total de la población para 1951 (República de Colombia Censo 1951), igualmente, el estancamien-
to de la esperanza de vida (Romero y Meisel ; 2019), la violencia permanente en el campo (Molano; 2020) y la profundización del problema
de acceso a la tierra por parte del campesinado.
En el marco de este terrible panorama, el general Gustavo Rojas Pinilla (1900-1975), quien había asumido el poder a través de un golpe
militar, solicitó en 1954 al Centro Nacional de la Investigación Cientíca de París, un estudio sobre las condiciones del desarrollo en Co-
lombia y las posibles medidas para impulsarlo.
20 El rango temporal de la denominada “violencia política de los años 50” genera diferentes desacuerdos, por la fecha de su inicio y su conclusión (Romero y Meisel;
2019), en el presente trabajo se sigue la postura de tomar como referente de inicio de este fenómeno el año 1946, dado que el 5 de mayo de ese año se realizaron las
elecciones presidenciales para el periodo 1946-1950, resultado elegido Mariano Ospina Rodríguez (1891-1976), debido en buena medida al fraccionamiento del partido
liberal en torno a dos candidatos: Gabriel Turbay Abunadem (1901-1947) y Jorge Eliecer Gaitán Ayala (1903-1948). La elección de Ospina Rodríguez, conllevó el n de la
hegemonía del partido Liberal en la presidencia de Colombia, la cual venía ocupando desde 1930. Este cambió en el gobierno, posibilitó la “persecución” a los militantes
del partido liberal en muchos municipios de Colombia, desencadenando el periodo de violencia mencionado, profundizado, entre otras causas, por intereses partidistas
de acceso recursos públicos (Oquist; 1980, citado por Chacón y Sánchez , 2003), la identicación partidista con elementos morales (Ortiz; 1985 en Chacón y Sánchez
, ib idem), derivado de discursos e imaginarios creados por detentadores del poder y que en realidad no distaba mucho de una evidente manipulación a la población,
la ausencia de la presencia estatal en muchas regiones, la aparición de grupos armados para estatales, estructuras que se reconocía como seguidora de las ideas
conservadoras, para perseguir a Liberales como el caso de “Los chulavitas” en el Departamento de Boyacá o de los “pájaros” en el Departamento del Valle, así como la
respuesta armada de grupos de Liberales como las denominadas “guerrillas de los llanos”, sumado a la escasa estructuración política de la inmensa población colombi-
ana, que convertía en muchos casos en ciego fanatismo las expresiones democráticas, lo cual se debía, entre otras cosas, al analfabetismo que se presentaba, que en
los cálculos más benévolos como el presentado por el censo de 1951 era del 43.2% para el total de población mayor de los siete años.
En cuanto a la fecha de terminación, se toma el año 1957, siendo referente el plebiscito del 1 de Diciembre de dicho año, en el cual se convocó a la población colombiana
para que aprobara el SI a la reforma constitucional que permitía la alternancia en el poder del partido Conservador y Liberal. Dicho acuerdo llamado: “Frente Nacional”
permitió la alternancia mencionada durante 16 años, esto es dos periodos presidenciales de cuatro años para el partido conservador y dos periodos de igual duración
para el partido Liberal, y la distribución de los cargos públicos directivos únicamente entre dichos partidos políticos. Este acuerdo, a la postre generó un ambiente
de exclusión política a otros movimientos, lo cual inuyó radicalmente en posteriores procesos de violencia como el surgimiento de algunas guerrillas en las décadas
subsiguientes.
21 Con la necesaria y absoluta claridad, que en todo caso, que aunque sola una víctima se hubiera presentado merecería todo el respeto, al haber sido un dolor injusto
para alguna familia y con ello, una página luctuosa para la misma sociedad colombiana.
22 Al respecto, Molano Bravo, señala como el número de víctimas “crecería en forma terroríca” (Molano; 2010), señalando un número de 149.000 víctimas entre 1948
y 1953. Cifra cercana a los 193.017 víctimas que reere Paul Oquist (Oquist;1978 citado por Giraldo, J: 2020), número un poco más alto para otros autores que para el
periodo 1949-1958 señalan que estuvieron entre las 134.820 y las180.000 (Guzmán, Fals y Umaña (1962, en Romero y Meisel ; 2019). Si bien gran parte de los estudios
ubican el número de víctimas en este periodo entre los 180.000 a 200.000, llegando incluso a calcularlas en 300.000 (Santos: 2028 en Romero y Meisel ; 2019), un estudio
de Romero y Meisel la ubica en una cifra de 57.757 y en su cifra más conservadora en 39.142, aclarando los autores que ese guarismo más bajo frente a la mayoría de los
estudios “en nada disminuye la signicancia histórica que tuvo la Violencia ni sus consecuencias demográcas” (Romero y Meisel ; 2019).