
Revista Ciencia & Tecnología, 31 de octubre de 2025
Octubre - Diciembre 2025. ISSN online: 2661 - 6734
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Formación de liderazgo en la infancia y adolescencia
Estos enfoques de liderazgo descriptos en la sección anterior, ¿cómo se van ajustando a la formación
de liderazgo en la infancia y adolescencia? Es necesario ir ubicándolos en las propuestas formativas para
líderes juveniles de acuerdo con los ejes transversales de la teoría de rasgos de liderazgo, teoría de la auto-
determinación y la teoría del liderazgo transformacional, como son: la visión de liderazgos inspiradores, la
relación entre una motivación autónoma y motivación controlada y un liderazgo transformacional.
En este orden de ideas, el liderazgo juvenil se dene como la habilidad y capacidad individual de un joven
para liderar un grupo de iguales en espacios públicos, educativos o comunitarios, para la organización o
el trabajo cooperativo. Profetaron (2024) considera que, para los niños, el liderazgo se considera una hab-
ilidad avanzada que va más allá de simplemente gestionar tareas y programación vocacional. Por lo tanto,
los niños como líderes deben adquirir la habilidad de motivar, ordenar y asignar tareas de tal forma que
promueva el trabajo colaborativo y la responsabilidad conjunta. Por otro lado, al fomentar rasgos de lider-
azgo en los niños, se vuelve importante crear habilidades sociales y emocionales que serán importantes
para ejercer el liderazgo en el futuro (Tolentino-Quiñones, 2024). En este sentido, la teoría de Paul Hersey y
Kenneth Blanchard (Sot et al., 2023) sobre el liderazgo situacional propone que, el liderazgo en los jóvenes
debe tener en cuenta su competencia y madurez, ya que el estilo del líder tiene que ser flexible, pero al
mismo tiempo autosuciente. Esto implica, que los niños, niñas y adolescentes necesitan ser formados en
todos los aspectos de la inteligencia emocional, tanto intrapersonal como interpersonal. No menos impor-
tante será, que estos adquieran habilidades tales como capacidad de gestión, negociación, y motivación
(Soto et al., 2023).
Algunas de las experiencias de liderazgo con jóvenes son comunitarias, en la que los adolescentes son in-
corporados como líderes juveniles en proyectos locales. Estos proyectos permiten a la juventud desarrollar
competencias de liderazgo relacionadas con la capacidad de adaptarse a diversas situaciones, la toma de
decisiones y la resolución de problemas a través del trabajo colaborativo. En estas experiencias de liderazgo
comunitario se han adaptado los modelos de Hersey y Blanchard, que fomentan el liderazgo para la toma
de decisiones mediante estrategias de cooperación y participación comunitaria (Paredes y Urgiles, 2023).
Otras experiencias más recientes de participación y liderazgo juvenil son aquellas relacionadas con asun-
tos municipales y la inclusión en procesos de democratización de niños, niñas y adolescentes. Estas expe-
riencias se han basado en proyectos que fomentan la creación de mecanismos de consulta, asambleas de
niños y jóvenes, espacios de ejercicio parlamentario infantil y juvenil, entre otros. En general, estos proyec-
tos de ejercicio de ciudadanía y participación parlamentaria están enfocados en la capacitación para la
protección y promoción de los derechos de la infancia y los adolescentes, enmarcados en la participación
comunitaria y municipal. En otras palabras, toda experiencia de liderazgo en la infancia y en la juventud,
generan mecanismos de empoderamiento de sus derechos civiles y políticos a través de la participación, la
toma de decisiones y consulta de los asuntos públicos relativos a temas y áreas de su interés.
Liderazgo en entornos educativos
En la actualidad hablar de educación no se reduce a los entornos escolarizados, se incluyen otros entor-
nos de la vida cotidiana. Es decir, la educación se concibe como un proceso integral, que engloba, todos
los entornos de aprendizaje del niño, la niña y los adolescentes. No obstante, la escuela sigue siendo la
institución que de manera formal integra los procesos de aprendizaje correspondiente al currículo educa-
tivo ocial, pero, que media estos conocimientos con el contexto de desarrollo de los niños, a través de la
creación y aplicación de estrategias reflexivas y prácticas que generan cambios y encuentran soluciones a
los problemas que se deben de interés de la infancia, la juventud y la sociedad (Rincón, 2024).
Además, los niños, niñas y adolescentes en la educación, ya sea dentro del sistema formal o en entornos
de educación no formal, se conciben como sujetos activos, protagonistas de sus procesos de aprendizaje
y la toma de decisiones en los asuntos de su interés socioeducativo. No obstante, las instituciones educa-