Revista Ciencia & Tecnología, 31 de octubre de 2025
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Formando líderes juveniles para el futuro: caso Península
de Santa Elena.
Forming leaders for the future: Santa Elena Peninsula case.
Herman Zúñiga Muñoz15
hzuniga@upse.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-5924-4718
Cecilia Jara Escobar16
ajara@upse.edu.ec
https://orcid.org/0000-0001-8282-7017
Rita Mogrovejo Pincay17
rmogrovejo@upse.edu.ec
https://orcid.org/0000-0002-9319-8452
Fecha de recibido: 04/10/2025 Fecha de aceptado: 24/10/2025
Resumen
El presente estudio tuvo como objetivo fortalecer las competencias de liderazgo en adolescentes medi-
ante una intervención educativa basada en estrategias pedagógicas activas, en el marco del proyecto uni-
versitario “Formando Líderes para el futuro”. Bajo un enfoque cuantitativo y diseño cuasiexperimental, se
trabajó con una muestra de 344 estudiantes entre 12 y 14 años de edad, pertenecientes a diversas unidades
educativasscales de la provincia de Santa Elena, Ecuador. La intervención fue evaluada a través de un in-
strumento validado compuesto por 10 ítems distribuidos en dos dimensiones: características del líder y ac-
ciones del buen líder, aplicados en un pretest y postest. Los resultados evidenciaron un cambio signicativo
en la percepción estudiantil del liderazgo. En la dimensión de características del líder, aumentó de manera
sustancial la identicación del liderazgo con la capacidad de inspirar y motivar, reduciendo al mismo tiem-
po asociaciones erróneas como la fuerza física o la imposición verbal. En cuanto a las acciones del buen
líder, los estudiantes mostraron una mayor valoración hacia la colaboración y el apoyo mutuo como elemen-
tos fundamentales del liderazgo ecaz. En conclusión, la intervención logró no solo mejorar el conocimiento
conceptual sobre liderazgo, sino también incidir positivamente en las actitudes de los estudiantes.
Palabras clave: Liderazgo, educación, empoderamiento, colaboración, motivación.
Abstract
The present study aimed to strengthen leadership competencies in adolescents through an educational
intervention based on active pedagogical strategies, within the framework of the university outreach project
“Forming Leaders for the Future.” A quantitative approach and quasi-experimental design were employed,
15 Máster en Gerencia Educativa, Universidad Península de Santa Elena, Ecuador.
16 Máster en Diseño y Evaluación de Modelos Educativos, Universidad Península de Santa Elena, Ecuador.
17 Máster en Administración Educativa, Universidad Península de Santa Elena, Ecuador.
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involving a sample of 344 students aged 12 to 14, enrolled in various public educational institutions in
the province of Santa Elena, Ecuador. The eectiveness of the intervention was assessed using a validat-
ed instrument comprising 10 items distributed across two dimensions: leader characteristics and eective
leadership actions, applied through pre- and post-test assessments. The ndings revealed a statistically
signicant shi in students’ perceptions of leadership. In the dimension related to leader characteristics,
there was a notable increase in the association of leadership with the ability to inspire and motivate, ac-
companied by a decrease in misconceptions linking leadership to physical strength or verbal imposition.
In terms of leadership actions, students expressed a higher appreciation for collaborative practices and
mutual support, recognizing them as essential components of eective leadership. In conclusion, the inter-
vention not only enhanced students’ conceptual understanding of leadership but also positively influenced
their attitudes toward it.
Keywords: Leadership, education, empowerment, collaboration, motivation.
Introducción
La participación de los niños, niñas y adolescentes como ciudadanos en el ámbito de la vida blica se
establece como un derecho fundamental en la Convención sobre los Derechos del Niño (ONU, 1989), que
no solo hace referencia a su derecho a la expresión, sino, también a su derecho de ser considerados en la
toma de decisiones de la gobernanza local, municipal, políticas públicas y el ejercicio de liderazgo en sus
entornos, como la escuela y la comunidad. Lo que implica la creación de espacios de participación y lider-
azgos para ellos y programas de formación ciudadana y de liderazgo infantil y juvenil.
El Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA), por ejemplo, tiene como objetivo mejorar el lid-
erazgo juvenil a través de la cooperación con redes juveniles, políticas inclusivas, desagregación de infor-
mación e inversión en la juventud. En este sentido, fomenta la participación de niños, niñas y adolescentes
como parte de los segmentos humanos vulnerables, entre los que se hayan los grupos afrodescendientes,
indígenas, mujeres, y personas con discapacidad. La UNFPA para América Latina y el Caribe (2024) destaca
la relevancia que tiene el liderazgo y la participación en el desarrollo de la conducta cívica y su impacto en
los procesos de rendimiento y satisfacción en el trabajo colaborativo. Es por ello, que la formación temprana
a través de prácticas éticas y responsables de liderazgo en niños, niñas y adolescentes resulta un pilar de
sociedades más democráticas y de bienestar (Pinheiro Santana Ruiz, 2025).
En el contexto de la globalización y el desarrollo de la tecnología se han generado nuevas oportunidades
y nuevos problemas para la participación y liderazgo juvenil, por un lado, permiten las plataformas y redes
digitales una mayor posibilidad de movilización y expresión de los niños, niñas y adolescentes, pero, al
mismo tiempo, se produce la desinformación mediante bulos o fake news, así como el ciberacoso (Marsán
y León Olvera, 2021). En algunas experiencias pedagógicas se han incorporado el trabajo cooperativo o
expresivo a través del uso de las redes sociales, entre las cuales la creación de memes, por ejemplo, desde
una visión crítica y respetuosa de la diversidad tiene un impacto positivo en grupos de infantes y jóvenes.
(Tu et al. 2022). Sin duda, en un mundo cada vez más globalizado es imperante atender de manera integral
y urgente a la juventud, en particular, la necesidad de formación de habilidades que permitan la implicación
activa de la infancia y jóvenes en los procesos sociales, económicos y políticos, con la nalidad de reducir
las desigualdades y promover, además, un liderazgo juvenil responsable y sostenible.
Tomando en consideración el contexto actual y la importancia de promover los derechos de los niños,
niñas y adolescentes para la participación y liderazgo en asuntos públicos y políticos en el ámbito de su
interés, la presente investigación tiene como objetivo: fortalecer el desarrollo integral de las habilidades
de liderazgo en niños y jóvenes de instituciones educativas a través de estrategias educativas innovadoras.
Esta investigación está enmarcada en el proyecto de vinculación “Formando líderes para el futuro”, que
gestionan los estudiantes de la carrera de Educación sica de la Facultad de Ciencias de la Educación e
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Idiomas de la Universidad Estatal Península de Santa Elena, que atendió a estudiantes de educación básica
en escuelas de la provincia de Santa Elena.
Marco Teórico
El liderazgo en su concepto más fundamental hace referencia al rol o función que desempeña una persona
con la habilidad de influir en los demás miembros para alcanzar objetivos en común. Esta denición, que
es la mayormente aceptada, determina que existe una necesidad en las organizaciones, independiente-
mente de su nivel o estructura, de establecer una relación a partir de una persona o varias que, mediante
estrategias de organización, cooperación y consenso, les permitan responder a las demandas de contextos
internos o externos y, además, producir el cambio si es necesario para lograr las metas del grupo (Bravo-Bra-
vo y Herrera-Sánchez, 2023). Por su parte, Gómez y Soto (2023) consideran que el liderazgo es un rasgo
importante para el manejo del cambio organizacional, ya que este implica, la generación de nuevas formas
organizacionales, capaces de enfrentar los retos y desafíos del Siglo 21. Esto quiere decir, que ser líder hoy
en día es un tema que puede ser abordado como una actividad sistemática en ética, responsabilidad social,
así como trabajo en equipo y participación inclusiva (González Castro et al., 2021).
Entonces, considerando este concepto fundamental y la teoría de los rasgos del liderazgo, supone que
el líder posee ciertos rasgos individuales que lo predisponen a desarrollar y desempeñar efectivamente
ese rol particular. Desde este punto de vista, los líderes son aquellos que tienen rasgos diferenciadores de
influencia sobre los otros dentro de un grupo u organización, por ejemplo, una personalidad comunicativa
y habilidades blandas para el trabajo en equipo, como la inteligencia emocional (Cernas Ortiz y Mercado
Salgado, 2023).
Sin embargo, en la actualidad el liderazgo no está enfocado en el rol exclusivo de un individuo, por ejem-
plo, la teoría de la autodeterminación asume que, tanto el líder como aquellos que reconocen su liderazgo,
están en la búsqueda de satisfacer ciertas necesidades, que contribuyen al bienestar personal. Esta rel-
ación entre el líder y los otros, implica que exista una relación armónica entre la motivación autónoma y la
motivación controlada. Un buen liderazgo, sin dejar de orientar las acciones debe consolidar la motivación
autónoma. Estudios han demostrado que esta relación armónica entre la motivación autónoma y la moti-
vación controlada, generan mayor participación, creatividad, productividad, vitalidad, autoestima y satis-
facción con la vida (Vansteenkiste et al., 2020).
Otro enfoque que está a la vanguardia es el de liderazgo transformacional, que ha surgido como un par-
adigma vital en la gestión organizacional contemporánea, mostrando resultados positivos en diferentes
contextos organizacionales, sociales, empresariales y culturales. Un reciente metaanálisis de 18 estudios
internacionales mostró que este estilo de liderazgo está signicativamente asociado con la mejora en la
satisfacción laboral, el compromiso organizacional y la productividad de los empleados (Gámez Cavazos y
Toscano Moctezuma, 2025). Los resultados indicaron que los líderes transformacionales, a través de una
visión convincente y de discusiones intelectuales estimulantes, impulsan la innovación y el cambio orga-
nizacional. En otras palabras, la efectividad del liderazgo transformacional va más allá de las fronteras de
los espacios empresariales, siendo de aplicabilidad, tanto en entornos corporativos, educativos, sociales
o comunitarios. En conclusión, el liderazgo transformacional puede ser utilizado como una estrategia para
la gestión de relaciones públicas o políticas. Por lo tanto, es de gran valor para impulsar liderazgos con
responsabilidad que resuelvan o gestionen soluciones a problemas sociales o necesidades de una deter-
minada comunidad. Este enfoque de liderazgo está centrado en la idea de la motivación, la autonomía, la
participación de los miembros de un grupo u organización, que se alcanza bajo la inspiración del liderazgo
(Jiménez López et al., 2020).
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Formación de liderazgo en la infancia y adolescencia
Estos enfoques de liderazgo descriptos en la sección anterior, ¿cómo se van ajustando a la formación
de liderazgo en la infancia y adolescencia? Es necesario ir ubicándolos en las propuestas formativas para
líderes juveniles de acuerdo con los ejes transversales de la teoría de rasgos de liderazgo, teoría de la auto-
determinación y la teoría del liderazgo transformacional, como son: la visión de liderazgos inspiradores, la
relación entre una motivación autónoma y motivación controlada y un liderazgo transformacional.
En este orden de ideas, el liderazgo juvenil se dene como la habilidad y capacidad individual de un joven
para liderar un grupo de iguales en espacios públicos, educativos o comunitarios, para la organización o
el trabajo cooperativo. Profetaron (2024) considera que, para los niños, el liderazgo se considera una hab-
ilidad avanzada que va más allá de simplemente gestionar tareas y programación vocacional. Por lo tanto,
los niños como líderes deben adquirir la habilidad de motivar, ordenar y asignar tareas de tal forma que
promueva el trabajo colaborativo y la responsabilidad conjunta. Por otro lado, al fomentar rasgos de lider-
azgo en los niños, se vuelve importante crear habilidades sociales y emocionales que serán importantes
para ejercer el liderazgo en el futuro (Tolentino-Quiñones, 2024). En este sentido, la teoría de Paul Hersey y
Kenneth Blanchard (Sot et al., 2023) sobre el liderazgo situacional propone que, el liderazgo en los jóvenes
debe tener en cuenta su competencia y madurez, ya que el estilo del líder tiene que ser flexible, pero al
mismo tiempo autosuciente. Esto implica, que los niños, niñas y adolescentes necesitan ser formados en
todos los aspectos de la inteligencia emocional, tanto intrapersonal como interpersonal. No menos impor-
tante será, que estos adquieran habilidades tales como capacidad de gestión, negociación, y motivación
(Soto et al., 2023).
Algunas de las experiencias de liderazgo con jóvenes son comunitarias, en la que los adolescentes son in-
corporados como líderes juveniles en proyectos locales. Estos proyectos permiten a la juventud desarrollar
competencias de liderazgo relacionadas con la capacidad de adaptarse a diversas situaciones, la toma de
decisiones y la resolución de problemas a través del trabajo colaborativo. En estas experiencias de liderazgo
comunitario se han adaptado los modelos de Hersey y Blanchard, que fomentan el liderazgo para la toma
de decisiones mediante estrategias de cooperación y participación comunitaria (Paredes y Urgiles, 2023).
Otras experiencias más recientes de participación y liderazgo juvenil son aquellas relacionadas con asun-
tos municipales y la inclusión en procesos de democratización de niños, niñas y adolescentes. Estas expe-
riencias se han basado en proyectos que fomentan la creación de mecanismos de consulta, asambleas de
niños y jóvenes, espacios de ejercicio parlamentario infantil y juvenil, entre otros. En general, estos proyec-
tos de ejercicio de ciudadanía y participación parlamentaria están enfocados en la capacitación para la
protección y promoción de los derechos de la infancia y los adolescentes, enmarcados en la participación
comunitaria y municipal. En otras palabras, toda experiencia de liderazgo en la infancia y en la juventud,
generan mecanismos de empoderamiento de sus derechos civiles y políticos a través de la participación, la
toma de decisiones y consulta de los asuntosblicos relativos a temas y áreas de su interés.
Liderazgo en entornos educativos
En la actualidad hablar de educación no se reduce a los entornos escolarizados, se incluyen otros entor-
nos de la vida cotidiana. Es decir, la educación se concibe como un proceso integral, que engloba, todos
los entornos de aprendizaje del niño, la niña y los adolescentes. No obstante, la escuela sigue siendo la
institución que de manera formal integra los procesos de aprendizaje correspondiente al currículo educa-
tivo ocial, pero, que media estos conocimientos con el contexto de desarrollo de los niños, a través de la
creación y aplicación de estrategias reflexivas y prácticas que generan cambios y encuentran soluciones a
los problemas que se deben de interés de la infancia, la juventud y la sociedad (Rincón, 2024).
Además, los niños, niñas y adolescentes en la educación, ya sea dentro del sistema formal o en entornos
de educación no formal, se conciben como sujetos activos, protagonistas de sus procesos de aprendizaje
y la toma de decisiones en los asuntos de su interés socioeducativo. No obstante, las instituciones educa-
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tivas formales siguen teniendo la responsabilidad de acciones planicadas por los educadores quienes,
organizados en equipos, deben lograr transformar las prácticas educativas tradicionales en prácticas que
permitan a los estudiantes apropiarse y empoderarse cada vez s a través de la participación y el lider-
azgo entre sus pares (Ortega y Pozuelos, 2022). En otras palabras, las instituciones educativas formales
en todos sus niveles, desde la educación inicial hasta la educación superior, tienen la función de generar
y administrar espacios de aprendizaje sistemáticos para la autonomía y autorregulación de los estudiantes
(Soto et al., 2023).
En este sentido, el papel de liderazgo de los directores de escuela demanda tiempo y requiere de ciertas
cualidades especícas, ya que existen facetas administrativas, sociales y pedagógicas, que deben inte-
grarse a los liderazgos de otros docentes y estudiantes, que confluyen en acciones responsables para el
bienestar de la comunidad educativa (Medina, 2020). Asimismo, los docentes, al incluir en su ejercicio ped-
agógico la formación de liderazgos infantiles y juveniles en sus aulas, potencian también las capacidades
de participación, integración y adaptabilidad de los alumnos como un elemento crucial para el aprendizaje
ecaz en los entornos socioeducativos dentro del aula y fuera de esta (Díaz-Esteban, 2024).
Es importante considerar, por un lado, lo que señala Pereira-Valdez et al. (2022) que las instituciones
educativas en sí mismas necesitan capacitar a los maestros en una variedad de prácticas de liderazgo que
permitan tanto innovaciones curriculares como pedagógicas. Y, por otro lado, lo que enfatizan Sánchez
Freire y Martínez Yacelga (2025) que el monitoreo en el desarrollo de los liderazgos de los estudiantes es
crucial, tomando en cuenta la influencia que ejercen en la participación de otros estudiantes en actividades
formativas y liderazgos emergentes en los entornos educativos. Por lo que es importante considerar en la
pedagogía de la educación formal el impacto que ejercen los líderes estudiantiles en la forma de la vida
juvenil y los valores que como grupo de iguales comparten, que posteriormente como ciudadanos jóvenes
y adultos se trasladarán a los espacios de participación de la vida pública y comunitaria (Cuesta y Moreno,
2021).
En esta tarea de dar voz, participación y empoderamiento a los niños, niñas y adolescentes de su proceso
de aprendizaje y desarrollo integral, surgen experiencias de liderazgos escolares exitosas. Experiencias de
liderazgo en las que los estudiantes desarrollan conexiones cercanas con otros estudiantes y sus famili-
as. Por ejemplo, el establecimiento de escuelas de liderazgo juvenil en Nariño, Colombia, conrma que el
programa logró 26% menos casos de reclutamiento de niños, niñas y adolescentes en zonas intervenidas
versus áreas sin intervención entre los años 2017-2019. El 95% de los participantes reportaron mayor ca-
pacidad para identicar riesgos de reclutamiento a grupos armados después de 18 meses de intervención.
Estos programas, que se componían de módulos sobre negociación política en situaciones de posconflicto
e inteligencia globalizada, emplearon una pedagogía de aprendizaje-servicio para promover el empodera-
miento colectivo en entornos de posconflicto (PNUD, 2018).
En este sentido, investigaciones mostraron que las estrategias pedagógicas que utilizan métodos de
aprendizaje cooperativo aumentan signicativamente la aparición de comportamientos transformaciona-
les en niños de 5 años, lo que se demuestra por el aumento de la creatividad, ética y habilidades deni-
torias orientadas al grupo (Ticona Arapa y Apaza Tarqui, 2023). Tales observaciones son consistentes con
los marcos teóricos que postulan una asociación entre la cooperación temprana y la aparición de líderes
carismáticos, igualitarios y orientados a la comunidad. Parte de este impacto de los liderazgos en la infancia
y la juventud se logra a través del aprendizaje en contextos cotidianos de la vida.
Ahora bien, es posible inculcar algunas competencias de liderazgo a los niños, niñas y adolescentes me-
diante el uso de técnicas activas de enseñanza y aprendizaje, que fomenten el desarrollo de la capacidad
de autodirigirse, autodisciplinarse y autogestionarse (García y Vélez, 2024). Por ejemplo, entre estas activ-
idades activas de aprendizaje, se pueden mencionar los talleres de juego de roles o proyectos de colabo-
ración, que promueven y potencian la capacidad de asertividad, el control de las emociones y la toma de
decisiones éticas y responsables (Sánchez Freire y Martínez Yacelga, 2025).
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Metodología
La presente investigación se desarrolló bajo el paradigma post-positivista, con un enfoque cuantitativo y
diseño cuasiexperimental, dado que implicó una intervención directa con estudiantes de la Universidad Es-
tatal Península de Santa Elena (UPSE). El estudio fue de alcance descriptivo, de acuerdo con la clasicación
metodológica propuesta por Hernández-Sampieri y Mendoza (2018).
La muestra estuvo conformada por 344 estudiantes, cuyas edades oscilaban entre los 12 y 14 años, pro-
venientes de diversas unidades educativasscales de la Provincia de Santa Elena. Se empleó un muestreo
no probabilístico por conveniencia, considerando los siguientes criterios de inclusión: (a) tener entre 12 y
14 años, (b) estar matriculados como discentes en las instituciones educativas contactadas. Los represen-
tantes de cada uno de los participantes fueron noticados, los cuales rmaron el consentimiento informado
y su manifestación de aceptación voluntaria para participar en el estudio. Se respetaron íntegramente los
principios éticos de la investigación cientíca, en particular el anonimato y la condencialidad de la infor-
mación proporcionada por los participantes.
El desarrollo del estudio se estructuró a partir de la intervención educativa en el marco del proyecto de
vinculación universitaria: “Formando Líderes para el futuro”, desarrollado por los estudiantes de Educación
e Idiomas de la UPSE mediante la ejecución de una serie de actividades formativas en el área de empren-
dimientos, en la que los estudiantes generaron propuestas desde trabajos con material reciclado hasta
la producción de postres. En el desarrollo de las ideas, ejecución y marketing de los emprendimientos se
aplicaron estrategias pedagógicas activas e innovadoras, con el propósito de fomentar habilidades de lid-
erazgo en los adolescentes. Previamente se llevaron a cabo reuniones informativas con los representantes
de las instituciones educativas participantes, así como con los padres de familia, a n de socializar los
objetivos del proyecto y formalizar su participación.
El instrumento constó de un pretest de 10 ítems, organizado en dos dimensiones: características del líder
y acciones de un buen líder. Cada ítem ofrecía tres opciones de respuesta: muy de acuerdo, de acuerdo y
en desacuerdo. El instrumento fue validado por jueces expertos para asegurar su pertinencia y claridad. Al
concluir la intervención, se aplicó nuevamente el instrumento inicial con el n de comparar los resultados
del pretest y del postest, y evaluar así el impacto de la capacitación implementada.
Resultados y discusión
Los resultados obtenidos en el proyecto de vinculación educativo, centrado en fortalecer competencias
de liderazgo mediante estrategias pedagógicas activas, arrojó datos positivos que evidencian un cambio
signicativo en las concepciones estudiantiles sobre el liderazgo. A continuación, se presentan los análisis
comparativos de seis ítems claves, organizados en dos dimensiones: características del líder y acciones del
buen liderazgo.
Características del líder
El conjunto de respuestas asociadas a esta dimensión sugiere que los estudiantes, tras la intervención
pedagógica, desarrollaron una visión más profunda y alineada con los enfoques contemporáneos de lid-
erazgo. La noción de liderazgo como influencia inspiradora pasó a ocupar el centro de su representación
conceptual, desplazando estereotipos tradicionales centrados en la fuerza física.
Este cambio evidencia no solo una apropiación cognitiva de los contenidos abordados durante el proceso
formativo, sino también una reconguración actitudinal respecto al rol del líder en contextos sociales y ed-
ucativos. En coherencia con la teoría de los rasgos y la teoría del liderazgo transformacional, los resultados
muestran una internalización de atributos asociados al liderazgo empático, emocionalmente inteligente y
orientado al bien común. De esta manera, los estudiantes comienzan a comprender que el liderazgo no se
dene por una autoridad impuesta, sino por la capacidad de movilizar voluntades a partir del ejemplo, la
visión compartida y la conexión emocional con sus pares.
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Figura 1: Inspirar y motivar
Fuente: Elaboración propia
En el pretest, el 74% de los estudiantes se mostmuy de acuerdo con que un buen líder debe tener la
capacidad de inspirar y motivar a otros. Este valor ascendió al 97% en el postest, reflejando una variación
positiva de 23 puntos porcentuales. Los jóvenes se sienten motivados al parecer a modelos con los que
se pueden identicar en paridad de valores e intereses. Este avance coincide con el modelo de liderazgo
transformacional (Gámez Cavazos & Toscano Moctezuma, 2025), que enfatiza la capacidad de influencia
inspiradora como pilar del liderazgo auténtico (Figura 1).
Figura 2: Comunicarse con todos (Hablar y escuchar)
Fuente: Elaboración propia
Aunque hablar o comunicarse es una habilidad deseable en un líder, no constituye su rasgo más distin-
tivo. El aumento del 1% al 15% en la opción “comunicarse con todos” podría interpretarse como una co-
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municación supercial, menos directa o personalizada, que no necesariamente implica liderazgo efectivo.
Esta ambigüedad indica la necesidad de profundizar en la diferencia entre habilidades de comunicación y
liderazgo estratégico en los jóvenes, como propone la teoría de la autodeterminación (Vansteenkiste et al.,
2020).
Figura 3: Ser el más fuerte
Fuente: Elaboración propia
La percepción de la fuerza física como una característica clave del liderazgo disminuyó del 11% al 2%,
mostrando una reducción de 9 puntos. Esta transformación evidencia el éxito de la intervención al mostrar
valores de liderazgos más empáticos y comprometidos con los intereses del grupo. La percepción de fuerza
física no denota capacidad de liderazgo en los jóvenes (Jiménez López et al., 2020).
Acciones de un buen líder
En cuanto a las acciones que un líder debe llevar a cabo, los resultados muestran que los estudiantes tien-
den progresivamente a valorar comportamientos colaborativos por encima de estilos directivos o verticales.
La preferencia por prácticas de fomento de la colaboración y la escucha activa refleja una comprensión más
democrática y horizontal del liderazgo, en la que se reconoce al grupo como protagonista del logro colecti-
vo. Esto evidencia una madurez conceptual creciente sobre la función del líder como facilitador y mediador.
Tal reconocimiento está en línea con los principios del liderazgo situacional, que sostiene la necesidad
de ajustar las acciones del líder según el nivel de desarrollo, madurez y participación de los miembros del
grupo.
Sin embargo, el análisis también permite identicar áreas en las que persiste cierta confusión, como la
tendencia de algunos estudiantes a asociar el liderazgo con la asignación de tareas. Esto sugiere que, si
bien la idea de colaboración fue fortalecida, aún es necesario profundizar en el desarrollo de habilidades
asociadas al liderazgo democrático, como la toma de decisiones compartida, la negociación y la construc-
ción de consensos.
En conjunto, los hallazgos reflejan un avance signicativo hacia la comprensión del liderazgo como una
acción participativa, flexible y centrada en el otro, lo cual representa un logro relevante en procesos de for-
mación para la ciudadanía activa y responsable.
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Figura 4: Fomentar la colaboración
Fuente: Elaboración propia
Inicialmente, el 80% de los estudiantes indicó que un líder ayuda a su equipo fomentando la colabo-
ración y el apoyo mutuo. Tras la intervención, este valor aumentó a 96%, con una mejora de 16 puntos
porcentuales. Esta evolución concuerda con las propuestas del liderazgo colaborativo (Cuesta & Moreno,
2021), reforzando la importancia del trabajo en equipo y del empoderamiento horizontal entre pares.
Figura 5: Asignar tareas
Fuente: Elaboración propia
En el pretest, el 3% de los estudiantes consideraba esta acción positiva, mientras que en el postest la
cifra aumentó a 15%. Este resultado indica que los jóvenes asumen la acción de “asignar tareas” con lo que
entendemos en edades posteriores como “delegar responsabilidades”. En este sentido, la enseñanza del
liderazgo democrático, basado en la participación, la consulta y el consenso requiere del acompañamiento
de los adultos o educadores (Paredes & Urgiles, 2023).
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Figura 6: Ayudar a encontrar soluciones entre todos
Fuente: Elaboración propia
El valor de encontrar soluciones entre todos creció del 1% al 7%, aunque sigue siendo baja en compara-
ción con otros ítems. Este resultado sugiere que aún es necesario trabajar el desarrollo de habilidades
socioemocionales como la empatía y la inteligencia emocional, componentes centrales del liderazgo que
permiten el trabajo grupal utilizando herramientas para la consulta, el consenso y la toma de decisiones
asertivas (Tolentino Quiñones, 2024; Soto et al., 2023).
Discusión
Los hallazgos de esta investigación corroboran que la implementación de estrategias educativas activas
puede fortalecer signicativamente las competencias de liderazgo en niños, niñas y adolescentes, en con-
cordancia con diversas teorías contemporáneas. En la dimensión de características del líder, el incremento
del reconocimiento de atributos como la capacidad de inspirar y motivar (de 74 % a 97 %) refleja una clara
alineación con los principios del liderazgo transformacional (Gámez Cavazos & Toscano Moctezuma, 2025),
el cual enfatiza la importancia de una visión inspiradora, la estimulación intelectual y la consideración indi-
vidual como ejes del liderazgo efectivo.
Este cambio también coincide con lo señalado por Vansteenkiste et al. (2020) en la Teoría de la Autodeter-
minación, que sostiene que los contextos que promueven la motivación autónoma —como la colaboración,
la inspiración mutua y el respeto por la autonomía— potencian el bienestar, la creatividad y la participación.
La apropiación conceptual de los rasgos y acciones de un buen líder por parte de los estudiantes sugiere
que los espacios educativos pueden actuar como entornos facilitadores para el fomento de liderazgos entre
niños, niñas y adolescentes.
En la dimensión de acciones de un buen líder, el aumento del consenso respecto al fomento de la colab-
oración y el apoyo mutuo entre los pares (de 80 % a 96 %) se vincula directamente con lo planteado por
Ortega Rodríguez y Pozuelos Estrada (2022), quienes concluyen que los entornos escolares democráticos y
participativos son determinantes para la mejora educativa. Los resultados conrman esa tesis al demostrar
que, luego de la intervención, los estudiantes valoran con mayor claridad la cooperación como un compo-
nente esencial del liderazgo ecaz.
Asimismo, los hallazgos guardan correspondencia con el estudio de Marsán y León Olvera (2021), que
destaca el papel del liderazgo juvenil como herramienta para enfrentar problemáticas estructurales, como
la exclusión social, la falta de oportunidades y la desigualdad. En este estudio, los adolescentes no solo re-
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signicaron la imagen del líder, sino que mostraron mayor disposición hacia formas de liderazgo colabora-
tivo, inclusivo y centrado en el bien común, lo cual es clave para su empoderamiento y participación social.
En términos de aplicación a experiencias educativas fuera de los contenidos curriculares, los resultados
coinciden con lo expuesto por Paredes-Orrala y Urgilés-Pineda (2023), quienes arman que los venes
participantes en procesos de liderazgo en comunidades vulnerables socioeconómicamente adquirieron ha-
bilidades de adaptabilidad, comunicación y toma de decisiones.
Finalmente, los resultados se encuentran en total coherencia con el informe del PNUD (2018), donde las
Escuelas de Liderazgo Juvenil en Nariño demostraron efectos positivos como la reducción del reclutamiento
infantil y el aumento del reconocimiento de riesgos sociales. De forma similar, la intervención llevada ad-
elante por los estudiantes de la carrera de Educación e Idiomas de la UPSE —aunque en un contexto menos
vulnerable y relacionado con el desarrollo de emprendimientos— promovió en los adolescentes una visión
crítica y constructiva del liderazgo, evidenciando que la formación en liderazgo desde edades tempranas
tiene el potencial de generar cambios sociales tangibles, tanto a nivel individual como social.
Conclusiones
Esta investigación, por un lado, evidencia una mejora en las concepciones teóricas sobre el liderazgo por
parte de los estudiantes, y por otro lado, rearma el valor de las intervenciones educativas diseñadas con
un enfoque participativo, colaborativo y centrado en el desarrollo integral del estudiantado.
Los resultados obtenidos evidencian un avance notable en la concepción de liderazgo por parte de los
estudiantes tras la intervención educativa. El fortalecimiento de una visión transformacional del liderazgo,
centrada en la capacidad de inspirar, motivar y colaborar, se consolidó como uno de los principales logros
del proyecto “Formando Líderes para el futuro”.
La experiencia demuestra que es posible, a través de metodologías activas e innovadoras, fomentar des-
de la educación básica un liderazgo más ético, participativo y comprometido con el bienestar de todos. Esto
refuerza los enfoques del liderazgo situacional y transformacional como marcos teóricos pertinentes para el
diseño curricular de programas de formación de liderazgo en la infancia y adolescencia.
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